El PSOE al gobierno; los ultras a la UE

El resultado de las elecciones españolas tuvo como consecuencia la formación de un Congreso que elegirá al PSOE y su líder, Pedro Sánchez, para encabezar la presidencia de gobierno y su gabinete. Éstos aumentaron en representantes y alcanzarán la mayoría necesaria para constituir gobierno en alianza con Unidos Podemos y otros más pequeños, superando a la unión, factible, de la derecha: Partido Popular (PP), Ciudadanos y Vox. A los últimos le ocurrió que mientras sucumbió el PP, Ciudadanos no consiguió tanto como quería –a pesar de crecer– y para las fuerzas conservadoras el mayor éxito fue el logrado por los ultras de Vox, que tendrán dos docenas de curules en su incursión inaugural en el Congreso.

El triunfo del PSOE ha sido de magnitud tal que recuperó el Senado al desfondar –contando con mayoría absoluta– a los populares y con ello dieron un giro al planteo central sobre los soberanistas catalanes alejando -según parece- el recurso al 155 constitucional que anula los principales derechos de autonómicos.

En tanto, Unidos Podemos obtuvo 42 diputados, 29 menos que en 2016, y su líder, Pablo Iglesias, le pidió a Sánchez y al PSOE formar un gobierno progresista a partir de sus propios resultados, calificados como “suficientes para frenar a la extrema derecha».

Mientras, Albert Rivera –presidente de Ciudadanos y con 57 escaños– se prepara para disputarle a Pablo Casado el liderazgo opositor y supone que Sánchez se aliará con los independentistas catalanes. El derecho de dirigir la oposición cree haberlo logrado Rivera a pesar de obtener nueve diputados menos que el PP, pero en número de sufragios se encuentra abajo por 1%.

Arnaldo Otegi, de la agrupación vasca EH-Bildu festejó la duplicación de dos a cuatro diputados diciendo: “Estamos aquí para decir adiós a Pablito Casado y adiós al trifachito*. No han podido y jamás podrán con nosotros. En el Estado español siempre hay una deriva autoritaria que intenta imponerse y hoy no ha podido. Pero no ha desaparecido y nosotros le seguiremos haciendo frente en el futuro”.

Sobre la integración del Congreso pueden formularse otras interpretaciones, aunque creo que lo fundamental es que los comicios enfrentaron a dos grupos cercanos a los que se denomina “de centro” y llaman derecha e izquierda; ambos consiguieron más o menos los mismos votos populares: 11 millones 100 mil sufragios.

Por otra parte, mientras Sánchez ha sostenido que desea un gobierno con presidente y ministros solamente del PSOE, eso no aplaca las inquietudes de Podemos y su jefe político, Pablo Iglesias, de integrarse al gabinete como forma de compartir ampliamente la alianza. En la interna del mismo PSOE se libra otra batalla por parte de los “barones” que ansían un arreglo de “centro” que dé base a una alianza –más estable y duradera, afirman– con Ciudadanos y Rivera. Por otra parte, los deseos de Sánchez –que preside la primera minoría (123)– no terminan con sumar los votos de Podemos (42) en el Congreso –precisan 176–, por lo que el arreglo se debe extender a otras minorías y así eludir los pactos con fracciones nacionalistas catalanas (15). Como apuntan desde España algunos amigos, los acuerdos más factibles serían con el PNV (6), EH-Bildu (4) y Compromís (1); un total de 11: así de ajustado.

Si se hiciera a un lado el pacto de “centro” se daría razón a aquellos que piensan que la primera piedra para el tropiezo de un arreglo la puso Ciudadanos al mirar hacia el interior del propio bloque de derecha y sostener la suba electoral arrebatándole votos al PP. Por otra parte, un fracaso adicional del PP y Casado en las elecciones del 26 al 29 de mayo para escoger la integración del Parlamento Europeo lo dejaría con un solo camino: la renuncia a dirigir al partido. La amenaza que se cierne sobre él a menos de un mes de la derrota, es que -en general- los españoles no tienen interés en votar en estos comicios y no se ve cómo podría empujarlos a hacerlo por el PP. El partido se apresta a sustituirlo cuando además del fracaso en las europeas sume un predecible tercer fiasco –el mismo día– en las autonómicas y municipales en gran parte del país. En fin, así se especula y debate hoy por el reparto del gobierno que equivale a un pellizco de poder.

Para los que como a mi preocupan las acciones de la derecha y sus formaciones ultras, España y Vox nos dan un leitmotiv para planear sobre Europa. Después de que Vox consiguió irrumpir en el Legislativo español –sólo Portugal, Irlanda, Luxemburgo y Malta, países de la Unión Europea (UE), en donde en sus congresos no está presente la extrema derecha– como siguiente paso preparan, con otros, el abordaje a la Eurocámara.

 Al frente de las andanzas ultraconservadoras están la francesa Marine Le Pen, el italiano Matteo Salvini y el holandés Geert Wilders: es una idea común formar una bancada que se denomine algo así como Movimiento Europa de las Naciones y de las Libertades y constituir uno de los principales grupos del Parlamento Europeo en Estrasburgo. Se trata de una alianza buscada y querida cuya paternidad ideológico-política es del estadunidense Steve Bannon, pilar del triunfo de Donald Trump, que aspira agregar al conjunto megaconservador al magiar Viktor Orban y al polaco Jaroslaw Kaczynski, que actualmente integran otros grupos.

Salvini espera que luego de los comicios de la UE el bloque ultra tenga 150 lugares y sea el segundo del Parlamento Europeo, desplazando a los socialistas que ahora cuentan con 144 escaños; el primer bloque es de la derecha de “centro” con 188 diputados. Asimismo, Salvini calcula la cifra sin contar con la posibilidad de que se agreguen las derechas procedentes de Hungría –que actualmente están integrando la bancada de los populares.

Para las adecuaciones de estos grupos y la coordinación entre los mismos, se reunieron en Praga –el jueves 25 de abril– partidos nacionalistas, xenófobos y euroescépticos y habrán de hacerlo dos oportunidades más en estos días.


*Trifachito/ta: designación peyorativa dada al bloque de derecha.

 

Ruben Montedónico

Periodista uruguayo que en Montevideo trabajó en CX 8 - Radio Sarandí (1972-76). En el exilio (1976-19859 escribió en El Día, México; El Nuevo Diario de Nicaragua y Agencia Nueva Nicaragua (1983-90). Asimismo, en México lo ha hecho en Novedades, La Jornada y Aldea Global de México (1998-2014). En la actualidad escribe regularmente en Uruguay para el Semanario Voces.

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