Apuntes para una campaña electoral (3)

La guerra mediática y, por ende, psicológica que ha sufrido parte de la población venezolana (por no decir su totalidad) no tiene parangón ni referencia actualmente en la historia “oficial” de los medios. La academia “alternativa” no ha podido descifrar su velocidad. Con esa fuerza por torcer la opinión pública y generar conductas instantáneas, no racionales, es muy probable que la combinación con la guerra económica sea letal para cualquier nación de América Latina. Nadie daba nada por la Revolución Bolivariana.

Algunos esperaban unas elecciones en Venezuela para darle una paliza a Nicolás Maduro en las urnas. Hablamos de la época de guarimbas. Llegó la Asamblea Nacional Constituyente y se acabó la violencia callejera, pero siguió la económica más dura y cruel que nunca. La derecha no se recuperó del golpe democrático y la épica participación del pueblo venezolano. El proyecto en Power Point que tanto vendieron algunos «líderes» locales era la caída del chavismo en las elecciones de gobernadores y volvieron a fracasar. Sólo quedaba la guerra como opción y Donald Trump la puso en la mesa. Nadie daba nada por estas elecciones. La campaña y los dólares se fueron en el no votar. El clima hostil, la miseria de tantos, la rabia contenida, el sacrificio, la decepción, la resignación. Emociones y valores tensados al máximo, balaceados.

Llega el día. El chavismo amplía su voto duro, fundamentalmente en los jóvenes de 18 a 25 años.  

¿Qué pasa en Venezuela con las estrategias de marketing político de Durán Barba, los potes de humo (honeypots) de Rendón, la Big Data de Cambridge Analytics

Las orinamos. Las contemplamos interesados la primera vez; si es buena, nos reímos o decimos “veeerga se prendió” o, si es interesante, la leemos, la discutimos con la esposa, el esposo, el novio, la hija, la suegra, el chamín, le enseñamos cómo es la vaina política. Y en todas esas andanzas, siempre está la palabra “libertador”. Somos una raza a la que le gusta la confrontación. Si la vaina es una causa justa agarramos nuestras vainas y dele. Y claro, los chavistas tenemos twitter. Y Whatsapp. Y Facebook. Y ahí entonces se complica la cosa porque en estas tierras todo el mundo sabe leer. Y sale una noticia y aquello es el chisme. 

¿Por qué el neoliberalismo sigue siendo una opción? ¿Por qué la población terminó eligiendo presidentes neoliberales en otros países del continente? 

Y voy a citar esto: “No propongas nada” y “no expliques nada” le decía el asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba al Alcalde de Buenos Aires Mauricio Macri. Esta revelación, la de la no verbalización de lo que se va a hacer coincide mucho con lo que Nix, el hombre que ayudó a la caída de Cambridge Analitycs: “No vayas a una elección con hechos. Lo que importan son las emociones. Sobre todo, los miedos”. Dos frases claves para entender a la Argentina enamorada de la esperanza y la buena intención del empresario Macri, un Alcalde de buena familia, empresario, con avaricia y aparente honestidad, lleno de buenos propósitos, determinado y muy pero muy europeo. 

Para quebrar la solidez ideológica de los movimientos populares, partidos políticos, frentes feministas, organizaciones progresistas y demás masa sólida de identificación con el proyecto continental basado en la idea de Simón Bolívar se necesita quebrar a los líderes. Bien lo saben las calles de Brasilia. Había que reventar a toda costa el estado con intenciones progresistas, con aciertos que creíamos eternos y con muchas deudas con la oligarquía local. Ese estado brasileño en forma de uniformados que tienen militarizadas a cien ciudades; quedó idéntico, no cambió el sistema judicial y los modelos incrustados en la superestructura: Ni con Lula, ni con Dilma. Hoy son más represivos, inhumanos y anónimos bajo el gobierno de la primera dictadura neo-liberal del milenio. Hoy Lula está en la cárcel. De nada sirvió la coquetería con Felipe González y el Grupo Prisa. El líder “democrático y progresista” que titulaba El País con tanta alegría, siempre contrario al “populismo satánico castrochavismta” de Venezuela. Un líder del continente, tan querido por nuestro Comandante Chávez. Un hombre de pueblo, de lucha está en la cárcel. Y fuera de juego una Presidenta con un golpe inconstitucional, silenciado mundialmente por  oligopolio comunicacional que dominan al planeta Tierra. Desde aquí nuestro reclamo ante esta injusticia. 

Eso sí: en ambos casos la clave es definir al enemigo, hacerlo común, cercano. Peligroso, siempre amenazante. Hay que odiarlo, hasta accionar contra él instintivamente. En Colombia la guerrilla, la izquierda, el comunismo, el socialismo y por si acaso dispare también a lo que termine en «it-smo» la ve difícil en las urnas. Tiene más de 60 años de guerra en las escuelas Neo-coloniales de Bogotá. Mezcla de opresión domesticada de las familias de la oligarquía, nietas de Santander y orgullosamente diferentes a “los costeños” y “los indios”. Mezcla de propaganda yankee pre-bélica. Hoy no hay visibilidad de una izquierda colombiana, tan permeada por la batalla de Venezuela. Nadie puede simpatizar con la causa bolivariana porque es fusilado en los medios de inmediato. Execrado del sistema. Nadie habla de socialismo, de re-distribución de los ingresos por recursos naturales, de nuevas políticas en servicios públicos, en intentar ponerse a nivel con su vecino en materia de masificación educativa. En fin. Cualquier arista de “progresismo” (o simplemente sentido común a estos tiempos y a la realidad del planeta) es machacada.

Esto de permitirá desbandarte en la crítica al competidor. Y en eso anda Duque, minando del cerro Bolivariano. En cada palada, se acrecienta el chauvinismo, el recismo, la xenofobia, el odio. La guerra. Aunque no lo vaya a aplicar porque se sabe que hay precedentes de falta de cojones, uno siempre tiene que estar prevenido. 

Así la crítica es el medio más inmediato. Y necesita gente, dinero, máquinas, visión, estrategia, creatividad. Nada de eso le falta a Álvaro Uribe Vélez, el narco Nro. 82 y protegido de la CIA. El mentor y financista de Duque.

continuará…

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Orlando Romero Harrington

Artista audiovisual, bloguero, asesor político en comunicación, profesor universitario y analista político. Ha trabajado como docente universitario, fue responsable de la comunicación en la ELAM Venezuela y Director de Imagen en Venezolana de Televisión (VTV). Pertenece a la Junta Directiva de AvilaTv, es presidente de la productora audiovisual Kapow y actualmente se desempeña como asesor de campañas electorales.

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